viernes, 27 de agosto de 2010

Sentir con razón



No es que estoy loco, sino que anduve estimulándome mucho. 
Y me doy cuenta que mi percibir no es el mismo, 
como si estuviera interrumpido por algo, y empiezo a sentir paranoias. 
Escucho el ruido de una moto afuera, pero si me acerco a la ventana ahora parece una sinfonía de árboles sacudiéndose. Un insecto vuela a mi alrededor y produce un sonido agudísimo. Ptssí ptssí ptssí. No se bien que me pasa, pero el cuerpo tiembla, late en un compás raro que el corazón propone; y el cuerpo acepta. Mi espalda queda erguida porque ahora la sujeta el viento o la nada. Pienso, sobre todo pienso, siento y pienso. Me voy a morir. Lo presiento me voy a morir ya. Me paro. Camino hasta la cocina y mi cuerpo ahora es como una almohada y me sujeto, intento ubicar el teléfono pero el miedo impide razonar, no se si ya no estoy arrodillado esperando caer boca al suelo; los recuerdos duran un segundo por persona. De costado caigo y espero la muerte;

pero el corazón late…; toco el pecho y late. Otra vez ese compás que sacude todo el cuerpo. Toco el cuello y las venas. Y el miedo se va, porque el corazón pulsará mientras yo quiera.


J.R